lunes, 17 de diciembre de 2012

Propuesta de la obra

EL AGUA COMO SIMBOLO DEL INCOSCIENTE 
La obra nos muestra un viaje al inconsciente simbolizado por el agua en el que las imágenes flotan, se hunden en una oscilación entre lo consciente y lo inconsciente, lo objetivo y lo subjetivo, imágenes oníricas que se funden con la realidad. El lienzo es la puerta a los recuerdos, es la piel que cubre el pasado- presente ( somos el producto del pasado escondido).
 
Es un adentrarse en los recuerdos desde lo aparentemente real, buceando en las profundidades del ser taladrando el olvido, en donde las emociones quedaron sepultadas por debajo del nivel del mar.
El día se pierde con los sueños disolviéndose en la piel de los objetos vacilantes llenos de realismo, es un entrar en la imagen rasgando sombras, deslavando el pasado.
 

La luz se abre paso, con ella el inconsciente aflora. Es un puente entre lo consiente y el agua (inconsciente), gracias a ella el sueño se vuelve materia, aparece y se disfraza entre las sábanas de la cama, en las patas de la silla, en la bañera, en el lavabo, envolviendo la tela de los lienzos. La luz baña los
cuerpos en la obra, creando atmósferas extrañas que desvelan elementos de un orden aparente. Con la sombra la memoria se pierde, ahí es donde el inconsciente suele confundirse, en donde se viste de olvido. La sombra es una red oculta que atrapa las vivencias.
 

La exposición presenta elementos que salen del lienzo, objetos de utilidad (paraguas, baldes, sillas, etc.) que extienden la imagen más allá de la frontera del bastidor para que el espectador pueda entrar en la subjetividad.

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