jueves, 24 de diciembre de 2009

Ayer

Ayer,
en un parpadear del tiempo,
una luz incandescente
se anido al borde de los ojos.
Eran destellos fugaces,
soles mansos.
Eran un río tibio.
Me mostraste tus alas
te mostraste ante mi.

Tu piel,
ese lienzo reposando
sobre la estructura de tu cuerpo.
Ayer, tras el día
Se encendieron estrellas,
canciones nocturnas.

Había una herida
a penas se divisaba.
Era una línea horizontal,
que descansaba sobre tu vientre.
Un tatuaje,
la carne en flor.
Ayer, me descarnaste tu marca.
te exhibiste con pudor
enseñaste un dibujo
rojo,
profundo.

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